lunes, 21 de septiembre de 2015

Policías los de antes

Caminando por la Huallaga, ya cerca al tradicional colegio “Sagrado Corazón”, fui testigo privilegiado de un hecho que me traslado con satisfacción al pasado.
Un policía de tránsito, sin necesidad de llevar el traje de supermán, levanta la mano y detiene a un sin número de vehículos, que apurados como siempre querían ganarle a la luz roja del semáforo. ¡Piñas! El uniformado, de un sonoro pitazo les obligó a detenerse justo en el límite del crucero peatonal ¿La razón? ¿El motivo? Nada más y nada menos, que una encantadora niña de aproximadamente 6 años. Sí, el cachaquito – dicho con respeto y cariño- tomó de la mano a la criatura y la ayudó a cruzar la pista instruyéndola como debería hacerlo a futuro.
Yo, observaba la escena en silencio y complacido, y me decía a mí mismo: “Caray, ese es el policía de antes”. Sí, qué duda cabe, es que con tantas cosas que se escuchan en la radio o se ven por la tele, de esos tombos malos y corruptos, prepotentes y matones, uno se queda, definitivamente, con los de antaño… Aquellos no hacían daño.
Cómo no recordar a la pareja de policías que hacían su ronda por el barrio a pata limpia, más de uno seguramente sufría con su juanete, pero encontraba alivio en la satisfacción del deber cumplido. Pensar que hoy tienen celulares, carros y motos, pero si no sueltas para la gasolina, te pelaste. Espera sentado en malva.
Cómo olvidar las recomendaciones de nuestros padres, que si nos perdíamos o teníamos alguna dificultad, no dudáramos ni un instante, en pedir ayuda al policía de la esquina. “El policía es tu amigo” no era sólo un lema o una frase manoseada y del montón. No. Era una hermosa realidad cotidiana. ¡Qué seguridad, garantía y confianza respirábamos en esta ciudad!
Con esto no decimos que en Iquitos no había robos ni asaltos; que va, se registraban uno que otro; pero cuando los shicapas eran pillados con las manos en la masa, por más que corrían como si hubieran visto un tunchi, eran perseguidos por los cachaquitos y con el apoyo de los vecinos les hacían el corralito, les chapaban, les hacían la bolansha… e iban derechito al calabozo de la comisaría más cercana, dónde se leía en la pared principal: “El honor es su divisa”. Y eso era cierto. Eso se cumplía al pie de la letra.
http://proycontra.com.pe/columnistas/policias-los-de-antes/

sábado, 19 de septiembre de 2015

Hagamos caso a los abuelos

El miércoles un nuevo terremoto se registró en Chile. 8,4 grados en la escala de Richter. Hasta el momento de escribir este artículo lamentablemente el registro oficial habla de 10 muertos, sin contar los grandes daños materiales sobre todo en la región de Coquimbo. Zona central del país de la estrella solitaria.
Lo curioso e indignante al mismo tiempo, es que los peruanos recién cuando ocurre una tragedia en una casa vecina nos preocupamos por la nuestra. Ahí ponemos en agenda el tema de la seguridad y prevención. Dos palabras que la mayor parte del tiempo están ausente de nuestro vocabulario y de la lista de nuestras preocupaciones y prioridades.
Es ahora que se habla y se invaden los medios de comunicación con la información y el debate sobre el tema, donde todo termina cuando se lanza la dramática pregunta: ¿Estamos preparados los peruanos para un sismo de esta magnitud? Y aunque la interrogante se cierra más a la tugurizada Lima, no debemos de apartar a las otras regiones del país, y a Loreto en particular, de este cuestionamiento. Lo cierto es que los peruanos no estamos preparados ni para esta ni otras eventualidades. Y como Defensa Civil es tarea de todos, pues la culpa de esta tremenda irresponsabilidad también es de todos.
De las autoridades de ayer y hoy, porque han permitido el crecimiento de nuestras ciudades de manera desordenada sin tener un plan de desarrollo urbano integral. Porque siguen dando luz verde a que las personas se instalen a vivir en cualquier zona de alto riesgo. Porque sus planes de prevención y sus niveles de organización están politizados y han dejado de lado lo fundamental y serio que es lo técnico y profesional especializado en el tema. Un solo y contundente ejemplo de lo que decimos es que el actual responsable del COER es un periodista.
Los ciudadanos, vaya que también tenemos nuestra tremenda responsabilidad de esta incierta situación ante las tragedias. Acaso no somos nosotros mismos los que hemos convertido a nuestras ciudades en esto lo que ahora son -Lima es el mejor de los peores ejemplos, donde un terremoto de 8 grados provocaría miles de muertos-. En lo que a Iquitos respecta, pues ahí están las inundaciones de cada año que nos sigue agarrando mal parados.
Sin embargo, a pesar de todas estas carencias y limitaciones descritas, aún falta el muñequito o la cereza de la torta. Los simulacros, los mismos que son tomados a la ligera o como el recreo, en los colegios y otras instituciones cuando se programan. Ponemos mil y un escusas para no participar cívica o ciudadanamente. “Para qué hacen en Iquitos simulacros de terremotos, si aquí nunca ha habido uno” o “para qué hacen simulacros de crecientes si yo no vivo en zona baja”. Argumentos que seguramente usted también ha escuchado o lo que sería peor usted también los dijo en algún momento.
Lo único cierto es que debemos estar prevenidos siempre y debemos practicar nuestras posibles reacciones ante las desgracias, porque la naturaleza cuando entra en ira no avisa, simplemente nos castiga y nos pasa la factura. Nada está escrito y si bien hay zonas de alto riesgo de sismos, pues eso no nos libra de un eventual terremoto. Y Dios no lo permita nunca, pero si ello ocurre tengamos la plena seguridad que nada se cambiará con el llanto y las plegarias. No se previene después de, por eso nuestros abuelos y padres dicen “que más vale prevenir que lamentar” o también que “hombre prevenido vale por dos”.

jueves, 10 de septiembre de 2015

Un amigo de los buenos

No sé cuánto tiempo hace, no sé cuántas hojas secas han caído del calendario. No me interesa. Quizás porque hasta ahora me cuesta creer que te has ido. Quizás porque hasta ahora sigo queriendo ir a visitarte, pero me doy de cara con esta maldita verdad.
No sabes cómo duele perder un amigo, un amigo de los buenos… Un amigo como tú. Y no me interesa como eras: renegón, muchas veces pesimista y desconfiado, pero tú eres mil veces mejor que todos esos falsos, hipócritas, arribistas, insensibles, calculadores e interesados. Mil veces prefiero un amigo como tú que una camionada de esos. Por eso me cuesta entender que ya no estés, que un día agarraste un vuelo, no a Nueva York o a Londres, sino al cielo y que de ese viaje sacaste boleto sin retorno.
Pero por lo menos cuéntame cómo te va, que estás haciendo ahora. No me digas que estas escribiendo otro de tus libros -por sea caso el último que escribiste aquí y me diste para leer, no creo que lo publiquen, dicen que es muy fuerte-. O acaso estas sacando tu “Ojo al guía” en algún diario celestial. Cuidado, no vaya ser que el director del bitinto se moleste contigo.
Sabes, quiero pedirte un favor, mándame una foto de por allí, me imagino que andas en el intento de tomarle una foto a Dios. Conociéndote no creo que te rindas en el intento. Ojalá tengas suerte.
Ahora, si puedes dar una miradita hacia abajo, no creo que nos envidies. Este Iquitos, sigue siendo una aldea. Seguimos teniendo autoridades mediocres e incapaces, parece que son de una especie que se resiste a extinguirse. De educación, mejor ni te cuento, da pena que hasta ahora haya niños sin maestros y maestros que no quieren a los niños… Mejor no sigo, después te pones a renegar y a gritar con ira e impotencia hasta asustar a los ángeles.
Mejor vamos a dar una vuelta en moto, vamos a disfrutar uno de esos triples especiales donde Rosita y el Pocho en Ivalú, o vamos a tu casa para una charlada de esas. Yo llevo la gaseosita y tú preparas unos huevos endiablados o un picante de menudencia con la mishquina de Guille.
Gracias gordo lindo por estar siempre ahí… Cuando te armo charla, siempre estás ahí. Por eso me resisto a creer que te fuiste, no sé hace cuánto, no me importa. Será porque para mí los amigos verdaderos nunca se van, jamás se despiden ni se alejan… Los amigos verdaderos como tú se enraízan en el corazón, navegan con su espíritu generoso y solidario por el alma eternamente.
Guarda profe, aquí te queremos los que te queremos. ¡Ah, te manda saludos la picaronera de Bellavista Nanay! El otro día estuve por ahí y nos acordábamos de ti. Bueno te dejo… reposa a la sombra de un cormiñón y disfruta de un inguirito machacado y algo más ¡Provecho!
(*) En memoria del profe Guillermo Flores, que el pasado domingo 6 estuvo de cumpleaños, traigo al presente este artículo que escribí el 6-nov-08.

Mancha... tu pizarra


viernes, 4 de septiembre de 2015

Chapa tu llanta

Un paro más acabamos de padecer los iquiteños, dos días que se suman a esa racha de protestas pero que como sociedad terminan restándonos. Porque pondrá pasar el tiempo y vamos avanzando lentamente en algunas cosas, pero estamos estancados en nuestros métodos y en la forma de hacer sentir nuestro malestar al gobierno de turno.
Seguimos fregándonos nosotros mismos y no le damos ni cosquillas a los que están al otro lado de la cordillera, concretamente en Lima, decidiendo la vida de todos. Somos unos campeones en los paros bumerán , esos que vuelven y golpean al propio pueblo.
Por lo tanto, continuamos quemando llantas de manera irresponsable y delictiva, y lo peor de todo es que eso nos parece lo más normal del mundo. Hasta lo celebramos. Nos sentimos orgullosos de darles esa lección de salvajismo a nuestros hijos. Destruir y hacernos daño como sociedad es pues la mejor forma de hacer sentir nuestra indignación.
A eso vamos poniéndole su ración  de basura, seguimos regándola y alfombrando de esa cochinada nuestras calles. Esa es la pulcra carta de presentación de esta impresentable ciudad. Le gritamos a Ollanta Humala porque nos arrocha con migajas, pero no nos da ningún roche convertir en un chiquero la vía pública. Hacemos fiesta con eso.
Y junto con el humo negro y el multicolor de las bolsas rotas de basura desperdigadas por todo Iquitos en días de paro, hay que inventariar en rojo todos los árboles, plantas y jardines que son arrancados de cuajo para utilizarlos en las barricadas por los revoltosos. Cómo si tuviéramos abundantes áreas verdes en la ciudad.
Hay que darle como valor desagregado a la justa y reivindicativa lucha de este pueblo el comportamiento de los piquetes que son sueltos en las jornadas de protesta como jaurías de perros rabiosos, como una horda de salvajes que agreden, golpean, rompen, destruyen, roban y asaltan. En su recorrido por las calles. Porque, señores, se debe hacer respetar la medida y que todo el mundo la acate sin chistar.
Cuántos paros más tendremos que soportar y siempre será la misma porquería de conducta. Porque la dejadez mental para inventar otras formas de protesta es más que evidente. No somos capaces de hacer algo que llame la atención mediática por lo novedoso y no por lo revoltoso. Algo que sea capaz  de dejar en jaque a los malos gobernantes pero sin fregarle la vida más de lo que ya está a nuestra gente.
Total más que las salvajadas o los harakiri, lo que le jode más a palacio de gobierno es que los medios sean caja de resonancia ensordecedora de las protestas, pero para eso debemos superar paros y marchas que ya no son motivo de portada o titulares, no son “la pepa”  en los medios de comunicación, salvo que abras la billetera y pagues caprichos. Entonces así tendremos hasta transmisiones en directo de periodistas que de un tiempo a esta parte se muestran tremendamente preocupados por esta región y su gente.
Un ejército de tingoteros con sus pancartas, una cadena de humana bandera en mano a lo largo de una avenida, Una jornada cultural bullanguera y colorida como “Estamos en la Calle”, una caravana de canoas, etc. Entre todos podemos enriquecer más esta lista.
Si podemos cambiar el chip y marcar la diferencia, ¡claro que sí se puede! Pero eso es chamba, hay que sudarla duro y quizás por la ley del menor esfuerzo no nos guste la idea. Porque ser agresivos, cochinos y destructores es lo más fácil. Así que si le corres al reto chapa tu llanta y quémala. Qué nos queda.

MI CONGRESISTA, TU CONGRESISTA, NUESTRO CONGRESISTA

¿Qué espero de los candidatos al Congreso de la República? Pues no mucho. Algunas cosas simples y sencillas. Porque a estas alturas de ...