viernes, 20 de enero de 2017

Gestos positivos

Uno que regresa de un corto viaje y se encuentra con más de lo mismo. Las mismas broncas sindicales y las mismas jaladas de pelos entre políticos, y hasta entre autoridades. Y eso que desde fuera, uno tiene un panorama distinto, la perspectiva es otra, definitivamente. Pero bueno, esa es nuestra tierra, que hace un par de semanas celebró con el brillo de un pedazo de lata oxidada un aniversario más como puerto fluvial a orillas del río Amazonas.
Pero para qué seguir hablando de lo mismo, para qué seguir haciéndonos hígado por aquello que es patrimonio de nuestros líderes: la mediocridad y el egoísmo.
Por eso, mejor quiero resaltar cosas positivas que he descubierto en estos días. Sí, aunque parezca mentira o como algo que solo está en mi cabeza, pero felizmente no. Es algo que ocurre. Son actos y gestos que se presentaron gratamente, pero que, para variar, han pasado hasta desapercibidos.
Lo primero la actividad de la comunidad LGTB, donde resalta la Comunidad Esperanza Región Amazónica Loreto – CHERL, nos ha permitido comprobar que no todo es odio, violencia o agresión contra sectores de la población que luchan por sus derechos. Con pancartas y baners en cruces muy transitados de la ciudad, como en el ingreso al mercado de Belén, Próspero con 9 de Diciembre, y en el mismo centro de la plaza de Armas, provocaron la reacción positiva de la ciudadanía. Un pedazo de cartulina con una frase simple pero contundente: “Soy homosexual ¿Me abrazarías? Se leía en manos de un integrante de esta organización. Más de uno se imaginará que la gente le salió con cada cosa ofensiva y hasta agresiva, de pronto sí uno que otro por ahí. Pero lo que queremos resaltar es el gesto solidario, fraterno y respetuoso de muchas personas. Abrazos al por mayor fue lo que recibió en ambos lugares el joven. De mujeres, de hombres, de madres, de padres, de chicos y chicas de su edad, de niños. Todo esto está en parte de un video que ya se encuentra en redes sociales y que en lo personal me emociona hasta el alma.
Otra acción que me llamó la atención gratamente es leer en las redes el aviso de un establecimiento comercial. De un negocio, pues. De una empresa que de hecho existe porque busca lucrar y eso es válido. Sin embargo lo sorprendente es que tiene un aviso donde invita a las madres que están dando de lactar a sus bebés, para que si están cerca de su local, vayan y puedan darle el pecho a los recién nacidos con comodidad. Es decir, les brindan sus instalaciones para que a falta de lactarios que en esta isla -a la que llaman bonita- no existe, pues puedan acudir para este tierno y elemental momento de la alimentación de sus llullitos. Y por si fuera poco, les invitan un vaso de refresco o una taza de café a las mamás. Si a usted esto le parece poca cosa, yo le digo que no. Más si vivimos en una región donde la lactancia materna no es muy usual en perjuicio de las criaturas en sus primeros meses de vida. Promover de esta forma la cultura del chuchutero, es promover amor y vida. Así de simple. Por eso nuestro modesto reconocimiento a la familia Villacorta, propietarios de Cafezinho, la empresa que ha tenido esta genial idea. Además, como una turquita más para el café, allí brindan agua y comida para que esos animalitos que deambulan por las calles, al pasar por ahí puedan beber y alimentarse. A esto se conoce como responsabilidad social, pero le agregaría, compromiso para que esta ciudad sea mejor.
A propósito de animalitos abandonados. Jennifer Bonita Reátegui, es una reportera y conductora de noticiero en nuestra ciudad, por su labor periodística recorre todas las mañanas diferentes sectores de Iquitos en busca de información, en este afán se cruzó con un perrito abandonado, que estaba moribundo. Sin pensarlo dos veces le brindó atención y pidió ayuda a los serenos para que puedan trasladar al can a una veterinaria. Las redes sociales fueron fundamental para esto. Lamentablemente pese al esfuerzo de los médicos y del noble gesto de la colega, esta criatura de Dios murió, estaba muy grave. Cuenta la reciente historia que Jennifer abrazada de sus dos pequeños hijos lloró amargamente por esta indigna realidad. Casi en simultaneo, otra periodista, Carmen Chapiama, daba cuenta de una perrita que con sus crías estaba abandonada en plena vía pública y le llevó leche y algo de alimentos, pero pedía ayuda y albergue para la madre canina y sus críos. Terminamos de escribir estas líneas ignorando qué pasó con estos animales ignorados. En medio de este final triste, queda el consuelo y la motivación de estos gestos que nos pintan el mundo de otros tonos y por eso nos vamos tarareando con ganas la canción, Color esperanza.

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viernes, 13 de enero de 2017

No hundamos al ferry

Se anuncia con bombos y platillos la recepción del Ferry (modelo MUTAWA 203), en Isla Santa Rosa para el próximo 2 de febrero. Y esto ha provocado una serie de reacciones desde todos los frentes y para todos los gustos. Demás está decir que la mayoría de estas opiniones tienen una motivación tremendamente política partidaria. En resumen, la militancia tiñe, una vez más, e
l debate de un tema que debería ser tratado con seriedad, sensatez y conocimiento.

Se insiste mucho en querer saber quién es el padre de la criatura, el inventor de la pólvora, él que un día amaneció iluminado y ¡zas! nos salió con tal idea. Y vaya que hay una discusión sobre el inicio de esta historia. Qué esto se parió en la anterior gestión. Que no, esto es mérito del actual gobernador. Es un proyecto que se gestó y maduró en el gobierno central. Y saltan otros para señalar que es el Gorelor que se merece los aplausos. Incluso por encima del esfuerzo del sector privado.

Sin embargo consideramos que eso es lo menos importante, es intrascendente ante los retos que se nos viene junto a ese servicio de transporte fluvial. Calidad de puerto en Santa Rosa y hasta en Iquitos ¿Tenemos como para competir de igual a igual con Colombia y Brasil? En esa misma línea estamos ya preparándonos para la recepción de tal movimiento de pasajeros nacionales y extranjeros. Capacidad hotelera, restaurantes, transporte local, seguridad, servicios básicos, etc., estamos ya listos? No. Así de claros, contundentes y realistas. No lo estamos.

Ahora bien, que niveles de coordinación, reuniones, mesas de trabajo, planificación y qué de concreto ya tenemos como cartas ganadoras sobre, precisamente, la mesa. Las autoridades de todos los niveles ya pueden mostrarnos algo sobre el particular. Los empresarios, con la Cámara de Comercio Industria y Turismo de Loreto, nos pueden informar de lo avanzado al respecto. Tememos que estamos en pañales o, lo que sería peor, en nada de nada.


Ante esta preocupante realidad, cuando faltan poco más de 15 días para tal acontecimiento, creen ustedes que es de suma prioridad estar preguntándonos a quién le reventamos cohetes por lo del Ferry. No pues. No aprendemos la lección, seguimos en lo mismo. Arando en el agua, lanzando semillazos al sol, gastando baba y tiempo en cosas inútiles. Si hablamos de progreso pues no hagamos que se vaya al garete este navío desde su viaje inaugural. Solo les pido que recordemos aquellos vuelos de Faucett Iquitos-Cuzco-Miami. O los recientes Iquitos-Panamá de Copa. Solo dos ejemplos de que no vale alardear de estos logros si es que no se acompaña de un trabajo planificado. Solo así el Ferry llegará a buen puerto. Ojalá, decimos, ojalá.

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viernes, 6 de enero de 2017

De Iquitos, sí señores

Quiero sumarme a los que con orgullo han estado tecleando a favor de La casa del Dios del amor, tal cual lo llama en su canción himno, Raúl Vásquez. Aunque no sé qué tan cierto sea eso en estos tiempos, pero me suena más falso y hasta huachafo aquello de “Isla bonita”.

Lo cierto y concreto es que todos queremos decir algo sobre esta ciudad que nos vio nacer a muchos o adoptó  -y adapto- a otros tantos. Es que esta tierra como su propia comida tiene un nosequé que nos atrapa, su mishquina, pues.

Cada lugar tiene su particularidad y no voy a decir que este es el mejor del mundo y tampoco me tendrán haciendo leña del árbol caído. Porque hablar de Iquitos, creo yo, es como hablar de nuestra madre. Y nadie en su sano juicio diría una letra mala sobre la autora de sus días así esta ante los ojos de medio mundo sea una persona cuestionable.

Por eso mis queridos amigos escribiré desde la emoción desde el nivel del sentimiento, a Pulso de shungo  porque siento que en este momento en que estoy a bordo de un bus interprovincial, en el amanecer del aniversario de mi ciudad natal, no hay otra forma de hacerlo.

Iquitos es bacán, de ello no tengo la más mínima duda, esta ciudad se divierte 8 de los 7 días que tiene la semana, y siempre fue así, desde que tengo uso de razón. Domingo dobletea la gente.

Estos ojos castigados por la miopía galopante y la carnosidad implacable han visto por estas calles cosas increíblemente sorprendentes. Como cuando de niño miraba cómo unos ashi hombrecitos podían cargar mega costales de paja que era usado para hacer colchones o aquellas carretas de ruedas enormes tiradas por un caballo y donde nos trepábamos a escondidas del conductor, detrás de la carga, generalmente eran bidones de kerosene o petróleo.

Yo he visto jugar partidos a muerte en las calles de tierra de mi barrio o en la zona baja de Belén, donde un recio patacala le volaba la suela con toperoles y todo  los chimpunes de su rival. Hasta pelotas de cuero reventaban de un patadón. Me he ganado viendo cómo por esos años maravillosos atrapaban a los raterazos, toda la gente le seguía hasta atrapar al que osó arrancharle su monedero a alguna doñita, le entregaban a la policía pero después que le daban tremenda apanada hasta con semilla de humari.

Estas calles no siempre eran pistas, peor hueco hueco como ahora. En todo caso eran de tierra con una tremenda zanja en el medio, así eran los desagües. Y cuando les llegaba la modernidad ¡A bruto!, esas alcantarillas eran verdaderos túneles, nunca nos inundábamos.

Yo, arriba de los 50 años, pude ver al Amazonas cuando pasaba por Iquitos, y aunque con su bravura un poquito más y llega a la plaza de Armas su cauce. Ahí sí era pues, muy cierto eso de: Iquitos a orillas del Amazonas, el río más caudaloso del mundo.

Yo caminaba por la orilla o me pasaba de lancha en lancha, vendiendo gelatina, desde Palcazu (Julio C. Arana) hasta Ricardo Palma, límite del malecón Tarapacá.

Yo me bañé en Pampachica, Pucayacu, Santa María del Nanay. Pero también en las playas del Amazonas al frente de Iquitos. En una balsa en medio del largo de Moronacocha aprendí a nadar tragando harta agua gracias a un temerario empujón de un amigo. Era campeón cruzando Santo Tomás a brazada limpia descansando en medio río haciendo “el muertito”. Me tiré del trampolín de los Leones cagándome de miedo, en las losetas rotas de la piscina de la Gran Unidad MORB me rebané varias veces el pie, y claro, La Carmencita, entre todas, era papayita y un vacilón.

Ha cumplido 153 años y yo abrí los ojos en este pedacito de selva justo en su centenario. Desde entonces fue un amor a primera vista, se le quiere, a tal punto que sales unos días y se le extraña. Que tiene problemas, que sus servicios son de lo peor, que la basura esta en las calles y la putrefacción en los gobiernos. Es cierto.

Que ya no somos tan unidos como antes, que ahora preferimos sacar cara por un color político o sacha líder, y no por nuestra ciudad o región. Sí, todo eso nos pasa, pero guardo fe que cuando mis ojos se cierren mis hijos sientan el mismo orgullo y amor por esta cuna del sol y misterio.

Dios bendiga a los iquiteños, que nos de fortaleza para que sigamos haciendo el camino a su grandeza.


Por eso, mirando al cielo doy gracias a la vida, porque al permitirme nacer en Iquitos, ya me ha dado tanto.

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¿Qué espero de los candidatos al Congreso de la República? Pues no mucho. Algunas cosas simples y sencillas. Porque a estas alturas de ...