lunes, 20 de abril de 2015

Armani o Versace

Estos dos términos están de moda y por lo tanto son muy usados en la farándula peruana. Se busca con esto identificar cuando un escándalo, ampay o romance es “verdura” o simplemente es más falso que promesa de candidato.
Y como, sin querer queriendo, ya estamos haciendo un mix entre lo farandulero y lo politiquero, pues vamos a ir descubriendo cuanto de chollywood hay en la política loretana y cuanto de nuestra política es digna de chollywood.
Tan solo basta ubicarnos en épocas de campaña electoral. Ahí asoman una jauría de personajillos que convierten el escenario político en un programa de espectáculo. Lo lamentable de todo resulta siendo que muchos de los llamados serios, terminan cayendo en este recurso porque al final lo que importa es querer ganar y para ello el ridículo justifica los medios.
Pero lo fatal de todo es que este ambiente frívolo, maquillado de falsedad, de poses y sobreactuaciones se dé también en las autoridades y sus respectivas gestiones. Para eso basta con ver como preparan y montan las ceremonias de inauguración o tan solo la visita a un lugar de estos gobernantes. Un poco más y les ponen alfombra roja. El esfuerzo corporativo, según las oficinas de imagen institucional, se reducen y concentran en una sola persona. La autoridad.  Que es convertida en un superstar con el dinero de todos.
Muchos gestos, decisiones y “obras” de nuestras autoridades son recontra “Armani”. Mientras varias denuncias, por no decir la mayoría, contra el gobierno regional, municipalidad provincial y distritales, resultan siendo contundentes “Versace”.
Acaso no tenemos un alcalde metrosexual. Uno que parece el clon de Andy V por lo figuretti y chambón. Y otro que, a lo Yaipén, tiene una orquesta.
Acaso no hay una autoridad edil, que a lo Mónica Zevallos se muestra como suavecita, pero que lejos de las cámaras se vuelve una Reyna Pachas y suelta sapos y culebras, ojos y cebollas, cuando se refiere a una regidora que pretende serrucharle el piso.
Acaso no hay decenas de integrantes de la farándula iquiteña metidos de altos funcionarios y hasta de asesores. Que han convertido sus dependencias en verdaderas “horas locas”.
Acaso no hubo “ampays” de parejitas vinculadas familiarmente a nuestros “mandatarios” ya regional o locales.
Sí, tenemos una política chabacana, donde los escenarios comunes resultan siendo un circo o el set de esos programas de chismografías. Así como en el Consejo Regional, mismos programas de concurso, sus integrantes saltan de un color a otro, y hace rato han demostrado que hay jales y pases escandalosos.
Triste y, al mismo tiempo, risible realidad donde los periodistas ya nos movemos hace ratos en ese point. Entre hartas cosas armadas y cada vez más escasas verdades. Aquí hay Magalys, Chocas, Metiches, Shwartzs y Gigis. Pero eso sí, si esto sigue como tal, yo quisiera ser Peluchín.

martes, 14 de abril de 2015

2 MIL 400 horas

Con el antecedente de la frustración de los 8 años del gobierno de Vásquez Valera, siento a tus cien días como un remolino de desorden e improvisación. Francamente es un mal síntoma. La clarinada de que no hay la suficiente inteligencia para aprender de los errores del otro.
El cambio comenzó, sí, pero de gente más no de las mañas y malasartes. En tan poco tiempo muestran que saben darle el valor agregado a la pendejada que, lamentablemente, sigue institucionalizada en los predios del Gorel.
En este centenar de días han ido construyendo un monumento a la angurria. Un templo a al protagonismo barato. Y al descarado fortalecimiento de un clan familiar.
Sabemos que son poco permeables a las críticas. Lo que antes era malo para ustedes, ahora que están en la cima del cielo, no lo es. Son tolerancia cero a las denuncias y señalamiento de sus errores.
Pero esta en usted presidente o gobernador, es usted el que tiene que corregir el rumbo. Ciérrese, aíslese por un día si quiere, para que reflexione y opte luego las medidas acertadas para pegar el salto positivo.
Tiene que sacudirse de tantos buenosparanada que están en su entorno. De aquellos que lo único que saben hacer es alabarle, así este metiendo usted las cuatro. Rodéese de pensantes, de técnicos con experiencia. No se fije en los colores. Recuerde que en campaña decía que va a convocar a los mejores profesionales. Póngalo en práctica. No pierda más tiempo.
Estas 2 mil 400 horas que han pasado, señor Meléndez, ya no volverán. Ya se los llevó la corriente implacable e inexorable del tiempo. Pero asuma con convicción el liderazgo de esta región. La gente castigada por la postergación y el olvido de todas esas autoridades insensibles que han pasado, ha creído en usted y le ha confiado su destino.
Entonces Gobernador regional, que espera, reaccione, mírese en el espejo del “ochenio verde” y no haga méritos para tropezarse en la misma piedra. Usted tiene la palabra y la decisión.

martes, 7 de abril de 2015

Nada ha cambiado

Hay dos orillas claramente identificadas. Dos bordes al filo de este río torrentoso de pendiente peligrosa. Una ribera es naranja y otra verde. Así de claros, directos y contundentes. Se entiende entonces que al medio vamos nosotros, como pueblo, como ciudadanos que somos arrastrados por esa especie de huaico politiquero.
Creo que es el momento en que marquemos posición firme al respecto. Porque la polarización que viene desde hace muchos años y que se acrecentó en el gobierno de Yván Vásquez, cuyos antecedentes como político y gobernante abonaron a esa situación. Una gestión plagada de cosas turbias que lanzó centellas de corrupción por todos lados. Siendo la megaobra del alcantarillado algo así como la marca en carne viva en su frente.
En medio de un gobierno con nota desaprobatoria fácilmente se levantan figuras como los salvadores, como el mesías de un pueblo que anda en la nebulosa. Es ahí que los caudillos hacen de las suyas y con dos o tres cantos de sirena terminan convenciendo al cauto electorado (aunque en nuestra opinión más que cauto, irresponsables electores). Los malos gobernantes pierden popularidad y cual pompas de jabón se diluyen en las preferencias electorales cuando, aún, pretenden ser reelegidos.
Y las pruebas están al canto. Fernando Meléndez, en su segundo intento por llegar al gobierno regional logró su propósito, más que por su liderazgo y propuestas, por los votos hepáticos de la gente. Es decir los anti-Yván. Eso no merece mayor análisis. Saltó y salta a la vista por sí solo. Pero eso no es lo peor. Lo peor es comprobar que pese a esta triste realidad el candidato ganador, hoy autoridad, no ha sabido capitalizar a su favor. No ha sabido llevar el agua a su molino. Esa amenaza pudo ser revertida como su gran fortaleza. Hoy a tres meses de iniciada la gestión Meléndez, con preocupación tenemos que decir que estamos en el mismo camino hacia el fracaso.
Los partidarios de Vásquez Valera jamás reconocerán ningún mérito o posibilidad en Meléndez Celis, y para los seguidores del hoy gobernante, nada del pasado reciente valió la pena. Bajo esas posiciones sellada a fuego vivo, solo nos queda estar cruzados de brazos o sacudirnos y exigir, más allá de señalamientos e intolerancias de unos y otros, una actitud responsable. Un gobierno transparente que nos demuestre que realmente comenzó el cambio.
Finalmente, si los del MIL nos aseguraron durante la campaña que serán un gobierno a puertas abiertas, y si criticaban y condenaban como lo haría cualquier persona de bien, los actos o indicios de corrupción en la anterior gestión. Porqué hoy han torcido ese principio. Lo lógico sería que se pongan maliciosos, quisquillosos y mínimamente indignados ante los rasgos o sospechas de lo que se estaría presentando en tan poco tiempo en esa orilla oficial, donde ahora se encuentran.
Porque lo que está mal y huele a podrido se percibe de cualquier lado. En cualquier circunstancia. Lamentablemente los escenarios y el tiempo serán distintos, pero las malas artes y mañas siguen.
Publicado en: http://proycontra.com.pe/mi-opinion/nada-ha-cambiado/

MI CONGRESISTA, TU CONGRESISTA, NUESTRO CONGRESISTA

¿Qué espero de los candidatos al Congreso de la República? Pues no mucho. Algunas cosas simples y sencillas. Porque a estas alturas de ...