En todo momento, cada vez con
más insistencia, me sueltan la pregunta a quema ropa. "¿Por quién vas
votar en esta segunda vuelta?". Y francamente, ya me tienen podrido con
eso. ¿Acaso no saben lo que es discreción? ¿Esta interrogante no resulta ser una
intromisión a la intimidad? ¿Acaso no es de mal gusto como cuando te preguntan,
cuánto ganas en tu chamba? No pues,
no jodan con eso.
Y
no me salgan que es un compromiso con el país y toda esa vaina con la que
quieren camuflar su manía de querer conocerlo todo y de todos, chisme le llaman
a eso, ¿no?
Porque
lo que cuenta no es por quién votaré o no, lo que se debe valorar es que como
ciudadanos participemos, libre y responsablemente, de esta nueva cita con la
democracia. Más allá de por cuál de las dos opciones no inclinaremos al votar.
Porque
vean. Si digo que votaré por Keiko sus opositores me soltarán los perros
rabiosos. Y si menciono que sufragaré por Pedro Pablo, me caerá una andanada de
sapos y culebras. Aun diciendo que ninguno de los dos me quita el sueño y que
mi cédula quedará en blanco o haré un dibujito para viciarla, igual, me lloverá
de todo, desde desplantes y miradas de desprecio, hasta insultos con menciones
honrosas a la autora de mis días.
Yo
por eso propongo, que en vez de estar de tras de los demás por querer jalarle
la lengua para que digan por quién van votar, deberíamos procurar para que las
propuestas y planes de gobierno de cada candidato se difundan hasta nomás. En
eso creo debemos insistir.
Considero
que hasta el momento todo se reduce en mostrar y hablar de subjetividades, de
escarbar y escarbar en la vida de ambos aspirantes presidenciales. Y esto viene
desde la campaña de primera vuelta, pero ya ven, ¡cómo los han perjudicado! ¡Ahí
están, los dos pasaron a la gran final!
Entonces,
ya dejémonos de estar nadando en el mar de la frivolidad porque actos tan
trascendentales para nuestro Perú merecen mejores conductas y acciones de parte
de todos los ciudadanos. Por lo tanto, ¡ya basta! de estar con la simplonada de
preguntar por aquí y por allá, poniendo contra la pared a todo aquel que se le
cruce en el camino para realizar una "boca de urna" anticipada.
Desde
ya, y advertidos están, no permitiré que nadie ose acercarse a mí solo con el
interés de joderme con su estúpida pregunta. Si voto por la china o por el
gringo o en blanco o viciado, será mi derecho y de nadie más. Porque, además,
yo no voy deshojando margaritas por ahí, yo hace ratos chape una flor y no se
marchita.
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