Me remonto a aquellos años cuando comencé a escuchar y disfrutar de la radio, es decir hasta donde mi memoria me alcanza, eran tiempos en que no llegaba aún la televisión a Iquitos, estoy hablando de finales de los 60 e inicios de los 70. ¡Qué momentos aquellos! Fue ahí que me enamoré de este mundo maravilloso de las comunicaciones. Hijo único y para no aburrirme y pasarla bien soltaba en libre vuelo mi imaginación y me inventaba que mi cuarto era una cabina de radio, me hacia el cantante, narraba partidos de fútbol de la primera división de Iquitos, leía periódico como narrador de noticias, etc.
Me gustaba radio Loreto “La insuperable”, desde mi casa de la cuadra 11 de Aguirre iba ‘tirando pata’ hasta la emisora en su local de siempre en Arica, recuerdo que tenía su auditorio y desde ahí uno podía ver como hacían radio esos ‘monstruos’ de la radiofonía loretana: German Peralta Tang, Miguel A. Villa Vásquez, Víctor Manuel Velásquez Cárdenas entre otros que ya están en la gloria del señor.
Disfrutaba de radio Eco “Sí mi amor” -cuando estaba en aquel segundo piso de una casona de Próspero, entre San Martín y Ricardo Palma-, sobre todo a mediados de aquella época setentera, cuando la voz fresca y cautivante de dos señoritas hacían que no me despegue de la programación musical. Hablo de Fina Cetraro y Nelly Varela. Quienes con sus uniformes de colegio, creo, de las aulas volaban a la cabina de la emisora de don Marcos Panduro Rivadeneyra. Demás está decir que ambas rompieron esquemas porque esos años predominaba fuertemente la presencia de voces masculinas en el dial.
Atlántida “La fabulosa” tenía lo suyo, sobre todo cuando entró a la era de la FM, al igual que La Voz de la Selva – hasta ese entonces, solo se escuchaba radio en AM y Onda Corta en Iquitos-, coincidentemente ambas emisoras tenía llegada a todo el departamento de Loreto e incluso más allá de las fronteras nacionales. Claro, cada una con su estilo y sello institucional. Recuerdo que la primera voz que escuché en la Frecuencia Modulada fue la del gran Pablo Rojas Montalván. Y los cuentos de Rosita Nilson como que sonaban mucho más bonito en LVS. Lo mismo que la de Ida Casanova.
En realidad me gustaba gastar la perilla del dial de mi radio transistor recorriendo de punta a punta las frecuencias. Claro, no había las emisoras que hay ahora, eran pocas, quizás porque la calidad no viene por montones. Amazonas, Samarén, Nacional, también las escuchaba.
Estoy seguro que más de uno de los muchachos de ahora que creen que gritar y parlotear como loros epilépticos es lo máximo de la locución, pues pedirían que la tierra les trague si hubieran escuchado esas voces ¡Señoras voces! Pero no solo era eso, también era dicción, vocalización, cultura general, naturalidad, carisma y profesionalismo. Esa gente se preparaba, para ellos la improvisación no era sinónimo de salir a decir o hacer lo que les daba su regalada gana. Todos esos ingredientes hacían que los oyentes disfruten de un cóctel incomparable día a día.
Por eso no puedo dejar de tener en mi recuerdo y corazón, a mi tío Mauro Llerena (+) –La voz oficial de las actividades oficiales de esos años-, Moisés Chang Macedo (+), a Herman ‘Chicho’ Vertiz Alarcón (+), a Andy Chu Vela (+), a Carlos Aquiles García Ruiz (+), a Edwar Abecasís Mori (+), entre otros reconocidos hombre de radio.
Luis Millones Medina, Luis Weisselberger Vílchez (+) –el que confió en mí y me dio la posibilidad de tener mi propio programa en la tele-, Walter Bardales Abarca en los programas de la socialité y en los primeros programas musicales de la tele, Walter Hinostroza (+), Luís Tafur (+) en “Panorama” de radio Eco y luego en Amazonas junto a Teddy Bendayán (+), Julio “el chato” Ríos Córdova… y nombres que se me escapan de esos años cuando preparaba maletas para ir a Lima, después de terminar el colegio.
Pero también quiero tener presente a los que con los años me brindaron el honor de ser mis amigos y de los que aprendo hasta ahora escuchándolos o en una conversa que la vida nos regala de tanto en tanto. A José Ángel ‘Pepino’ Verea Chávez –Tan bueno como él solo, tanto así que lo quisieron llevar a trabajar en esos años a los EE.UU – . A Glorio Alfonso Yalta García, con su interminable “El Recreo de vaporito”. A Luis Luna Paredes, el popular “Lulú”. a mi profe Víctor Hemeryth -qué fue mi primer entrevistado grabadora en mano en una feria de ciencias en el San Agustín-, a un chiquillo de nombre Raúl Herrera Soria que narraba los partidos en el viejo Max Agustín. A mi ahora vecino Hertz Hemeryth Oliveira, al que ya veía en la tele cuando venía de vacaciones en Navidad.
Una mención especial a Don Tito “Shicshi” Rodríguez Linares, leyenda viva de la radio loretana, a quién ahora confianzudo tuteo con su aval de maestro y amigo. A don Demetrio Díaz Souza que con su programa “Carta Blanca”, a veces nos decía que de pronto “hoy no toca” o sólo una “sopita de pensamiento”, -me lo encontré el otro día en una reunión y me regalo el honor de un gran y cálido abrazo… y queda un proyecto dando vueltas por ahí con él-.
Entre idas y venidas hasta mi retorno definitivo a Iquitos, me encontré con otras voces y otras radios, de hecho ya la Televisión había llegado a comienzos de los 70. Tigre y Amazónica eran las preferidas y se imponían a finales de los 80. El maestro Luis Luppi, chileno que vino a enamorarse y quedarse en estas tierras nos regalaba “Tus tigrillos favoritos” al caer la tarde. Junto a él jovencísimo Charly Najar y su “Oro puro”, Abner Urresti, Robert Alvarado, Carlos Iván, Omar Peixoto, Licett Rodríguez, Franco Meléndez… Carlos Ruiz, Edwin Meza Jr., son de esa camada de buenos locutores. Por aquí estuvo por esos primeros años de la década de los 90 Aldo “el loco” Díaz –voz en off de Gissela en el Gran show- También estaban los experimentados Manuel Rojas y Javier Pereira -armaban la jarana al mediodía y lo siguen haciendo-, Al gran Omar “el muñeco” Vela Culqui. Cómo olvidarme de Carlos “El che” Martínez Chávez, lo conocí cuando trabajaba en radio Eco, gran tipo. A mi amigo Carlos Pérez Luna, dueño de una incomparable voz.
Pero ahora también hay voces y estilos como para quitarse el sombrero. Después de Nelly Varela no escuché una chica con una capacidad y carisma para estar frente a los micrófonos de una radio que Jaya Weisselberger, ella convierte a su cabina en una fiesta, en su cuarto, en su rincón personal donde hace de las suyas. Se fue a Israel y volvió este año “Sin control”. Dino Soria hacía muy buenos programas de radio, me gustaba mucho.
De los chicos, actuales me quedo con el jovencito Ellinson Bullosa, Ghiano Rojas por su capacidad de programador, sin quitarle sus méritos al flaco Alan Ruiz. Mi “papachito” Erwin Mafaldo ha crecido un montón. El aun gordo Roberto Quevedo y su personalidad carismática. Y ni que hablar de Bertha Araujo, Melina Flores y la romántica Veruska Celeste, hermosas voces femeninas.
Mencionó en estas líneas a los que me marcaron como oyente, a los que recuerdo con cariño, a los que soy su hincha, convicto y confeso. Usted puede tener los suyos, y de pronto cuando esto ya esté en sus manos y ante sus ojos, me dé cuenta que me olvidé de alguien o algunos más. Eso pasa. Pero en los que nombro mi saludo a todos los locutores y operadores, a los hombres y mujeres que hicieron y hacen de la radio el mejor medio de comunicación por su cercanía a la gente.
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