Han pasado dos semanas, medio mes, desde que las actuales autoridades han asumido el cargo. Y aunque es una costumbre que se les de 100 días de plazo para que se acomoden y nivelen las aguas tras la transferencia, que casi siempre deja bombas de tiempo, para que ajusten manijas y comiencen a mostrar los primeros resultados a la ciudadanía. Las exigencias al gobernador y alcaldes distritales y provinciales se han dejado sentir desde el primer minuto en que saltaron a la cancha.
Y como los buenos jugadores, a ellos, me refiero a los que el voto mayoritario les honrró con tremenda responsablidad, solo les queda mostrar su valía, de qué están hechos. De arranque debían prenderse en la retina de la gente.
Debemos decir que nos parece bien la actitud de las autoridades de querer jugar en equipo, de estar sosteniendo reuniones, no solo las que están en Iquitos, sino las de Maynas y todo apunta a que el gobernador establecerá espacios de entendimiento y acuerdos con todas las provincias y distritos de la región.
Dan la impresión que han entendido -crucemos los dedos para que honestamente así sea-, han comprendido, han captado el mensaje y el clamor de los ciudadanos para que trabajen juntos, para que sean un equipo que suden la camiseta de Loreto. Ojalá tengan la capacidad y decisión para que las cosas sigan así. Porque ese es el cause del río que nos llevará a buen puerto.
Otra cosa que nos llama la atención, gratamente por cierto, que no hemos escuchado quejas, o al menos no exageradamente, sobre sus antecesores. Pese a que hay cada cosa que heredaron. Me quedo con la frase del alcalde Francisco Sanjurjo en conferencia de prensa, "Yo no he venido (a Maynas) a llorar, los vecinos me han elegido para trabajar y eso voy a hacer".
Más allá de simpatías o antipatías con el burgomaestre provincial, debo decir que todo ciudadano espera y merece escuchar eso de sus nuevas autoridades. Porque perfectamente saben que tienen que asumir el activo y pasivo de la institución. Y porque no se puede pasar gobernando 4 años, llorando sobre la leche derramada. Eso en mi opinión son rasgos de incapacidad.
Ahora bien, de que todo lo dicho se vuelva realidad dependerá del grado de madurez política y alto grado de responsabilidad y compromiso de las actuales autoridades. Pero también, y no nos cansaremos en ser reiterativos en eso, del rol de los ciudadanos, más activos y participativos, más preocupados y propositivos, más vigilantes y fiscalizadores con el desempeño de estos servidores públicos. O sea, con estos empleados nuestros.
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