sábado, 25 de marzo de 2017

Las mochilas del gobernador tienen mal olor

Robarle al pueblo es condenable, es indignante, pero robarle a los niños, eso sí que es de lo peor, a tal punto que no creemos que tenga perdón divino.

El tema de las mochilas del Gorelor que el mismísimo gobernador regional, Fernando Meléndez, repartió sonriente y orgulloso a los alumnos de varias instituciones educativas del nivel primario durante el primer día de clases, el lunes 13 del presente mes, pasó de piedrita en el zapato a cascajazo en la nuca para la gestión. Es decir, después de que reventó el escándalo doble contra sencillo que esa sonrisita se convirtió en una mueca de terror para esta autoridad.
Recordemos que en plena ceremonia del inicio de las labores escolares el mandatario regional -como así le gusta que le llamen sus periodistas- llegó con las manos llenas de mochilas de color azulino con ribetes naranjas y el logo oficial del Gobierno regional de Loreto, las mismas que comenzó a repartir a diestra y siniestra en compañía de los directores regionales, Danny Sifuentes de Educación y Aníbal Muñoz de Salud. La tormenta se desató cuando uno de los participantes de la licitación puso el grito en el cielo, al señalar que el resultado de la misma se iba a conocer recién el martes 21, pero lo raro, extraño o milagroso, era que el mandamás  -esto le debe gustar más- del Gorelor estaba entregando una semana antes, vale decir el lunes 13.
Luego de tan grave acusación, algunos funcionarios se animaron a tratar de disipar la curiosidad periodística de algunos contados medios de comunicación al respecto, sin embargo el remedio resultó siendo peor que la enfermedad. La embarraron, metieron las cuatro patas y sin querer queriendo dejaron semiabiertas varias puertas para llegar a la verdad.
Lo cierto es que en menos de 15 días, está demostrado que en este caso de las mochilas se ha presentado un probable caso de corrupción y lo que se ha hecho desde el gobierno regional es favorecer descaradamente a una persona o personas con este negocio redondo, con el fin de quedarse con una buena tajada de la torta de ese presupuesto. Lo dejamos en nivel de probabilidad porque no somos jueces para sentenciar, pero emplazamos al Ministerio Público y al Poder Judicial que actúen con rapidez y transparencia en este caso. Que además el Procurador Regional Anticorrupción, Darki Pérez, ha documentado y presentado  formalmente la denuncia ante la Fiscalía respectiva. Lamentablemente, hasta el momento de redactar este artículo, no ha dicho “esta boca es mía”.
Un video, muestra clara e irrefutablemente, cómo en un puesto de un mercadillo del centro de Lima, ubicado entre los jirones Ayacucho y Amazonas, se elaboraban estas mochilas con las características indicadas en las especificaciones de la licitación de marras, antes de que se conozca a la empresa ganadora o, para mejor entendedor, a la empresa ‘cocherita’ de la gestión.
Y para que no salgan con el cuento de que ese video fue grabado en otra fecha y no en lo señalado, el que registró las imágenes tuvo el detalle de grabar al mismo tiempo la fecha en portada de un diario capitalino. Como quién dice, contundente demostración y comprobación de la veracidad de una denuncia periodística.

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viernes, 3 de marzo de 2017

Aguantemos pues

Los iquiteños estamos saliendo de dos días de intenso y sofocante calor. La temperatura alcanzó los 36 grados bajo sombra y con una sensación térmica hasta de 40°C, según información de Senamhi, tuvimos un efecto climático llamado “veranillo” que para nuestro gusto tranquilamente puede ser “infiernillo”. Porque no me dejaran mentir que el miércoles y jueves las calles de esta ciudad nuestra era una plancha freidora. Sin exageración alguna.
Las redes sociales fueron la mejor fuente de información para enterarnos de que es lo que sentía la población durante estas calenturientas 48 horas que vivimos o, si quieren, padecimos. “Dios mío, esto es un infierno”, “Ay, no soporto este calor”, “Unas chelas, urgente”, “piscinazo, yaa”. Se podía leer en el Facebook, twitter, principalmente.
Pero, vale preguntarse por qué estamos soportando estas, cada vez más, altas temperaturas. Porque si bien es cierto estamos en una zona tropical y estamos acostumbrados a pasarnos los años en medio del calor y bajo un sol imponente, también es cierto que el termómetro cada vez nos marca por encima de lo normal. Es tan implacable todo, que los rayos solares ya no están para el bronceo, para poner a punto de canela la piel de las personas. Para nada. Ahora, en estos tiempos, el astro rey nos fríe, nos asa, nos hace daño.
Somos la capital de la amazonia peruana. Ese es el título al que pretendemos de tanto en tanto sacarle brillo. Pero es contradictorio cuando vivimos en medio de esta maravilla natural en una ciudad que solo ha  aprendido a rendirle culto al fierro y cemento como sinónimo de modernidad y progreso.
Y aquí estamos, en medio de una verdadera caldera, que se agrava porque no tenemos áreas verdes, estamos rodeados de bosques, pero en Iquitos ciudad nos castiga una especie de calvicie cuando bien pudiéramos disfrutar de un “África look” impresionante que nos regalaría sombra, oxígeno y placer de vivir en el pulmón del mundo.
Dos días de calor que nos pone al nivel de la caldera del diablo, pero que no será el último, lamentablemente en esta ciudad, porque ya verán que seguiremos viendo cómo se cortan ramas, se talan y se traen abajo árboles ante la vista y paciencia de todos. Seguiremos siendo cómplices de estas autoridades que en vez de sacar cara por las personas, por los habitantes de este terruño, se ponen indignantemente del lado de las empresas que nos han atrapado en una verdadera telaraña de todo tipo de cables. Al diablo la frescura y la buena vida. Solo tenemos calles pintadas con el gris de la tristeza y el color de las cenizas del infierno.

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